Esta tradicional bodega familiar se ha transmitido de generación en generación y ha sabido combinar la esencia de su origen con las formas de hoy. Vino, barricas de madera y cuerdas combinadas con pladur y cristal.
Debido al dinamismo del local, la actividad de clientes, personal y maquinaria, se generaban una elevada presión acústica que disminuía la comodidad. Provocando fatiga auditiva y el aumento del volumen y tono de voz de la concurrencia, dificultando la comunicación y disminuyendo el entendimiento.
Se realizó el tratamiento acústico diferenciando sus dos zonas principales: el comedor y la barra. El comedor, lugar de comidas y amplias conversaciones, con un concepto absorbente y difusor, para repartir más uniformemente la cantidad de energía que no fuera absorbida. La barra, con formas geométricas absorbentes semejantes a los barriles que dominan la estancia.
Este proyecto combina a la perfección estética y efectividad.