Restaurante del litoral que solicitaba la creación de un espacio con abundante luz natural y grandes cristaleras. Proponemos una instalación en el techo siguiendo las líneas rectas en colores blanco (luz) y marrón (tierra), situándolo sobre las mesas de los comensales para evitar reflexiones de sonido de unas mesas a otras. Se utilizó una cantidad elevada de m² de material para disminuir el tiempo de reverberación del local.